lunes, 18 de mayo de 2009

“¿Qué pide el Señor de ti?” (notas)


(1) El grupo de discusión "X", uno de los "foros" telemáticos del "World Wide Web" en los que, sin gran repercusión, se anuncian los progresos de este cuaderno, nos ha proporcionado una prueba sociológica impremeditada acerca de esta tesis nuestra sobre la "complicidad" entre el lector y la ficción superheroica en tiempos de crisis del Hombre americano. Mucho más que el procedimiento de "libre asociación" que tiene lugar en la consulta del psicoanalista ortodoxo, el anonimato y la "mascarada constante" que rigen el modo de participación del hombre medio en esos "foros" telemáticos ayudan a la exención de cualquier sentido de la vergüenza o la responsabilidad moral sobre las propias intervenciones escritas. No tener que "dar la cara", contar con la necesidad de que aquellos a los que nos dirigimos no estén enfrente de nosotros, invita, sin duda, a dar rienda suelta a las fantasías sobre la participación en las figuras superheroicas -no sé si a "mostrarnos tal como somos". Si bucean en los archivos de ese foro toparán con temas de discusión del siguiente jaez: "¿Qué superpoder te gustaría tener?", "¿Te convertirías en un vigilante?", "¿Qué superhéroe eres?". Dado que nosotros mismos fantaseamos con la posibilidad de contar con un "exceso de poder" que no encaja en el mundo, de convertirnos en Darth Vader o de colocarnos el Anillo Singular para domeñar los desórdenes históricos que nos rodean, no vamos a fingir que nos escandalizamos ante estas manifestaciones.


(2) ¿Qué pasa en el interior del género superheroico con esa tríada de la (super)verdad: origen, identidad, tarea? Ahí algún elemento de la tríada sigue estando presente -aunque los disfraces nos despisten-, sigue operando desde la máquina teatral y en parte mostrando sólo el aspecto que encaja con la continuación de la ficción superheroica. Sin ir más lejos, en los "relatos del origen" de Superman [Action Comics n.1, en Los archivos de Superman (...)] y Batman [Detective Comics n.33, en Los archivos de Batman (...)] ya asoma esa "lógica" de la (super)verdad, aunque precisamente ahí ésta tenga que mostrarse de modo disfrazado, siendo tratada como algo "sin parte oculta" y obvio, desdibujada por medio del rápido "juego de trileros" en que hay que dejarse enredar tanto para leer como para escribir ficciones superheroicas: de otro modo, sería imposible tomar parte en ellas sin titubeo, asumiéndolas sin mostrar un ápice de recelo o indiferencia -lo que está en la otra punta de afectar un "desprecio intelectual" hacia ellas. De Superman sabemos desde la primera página de sus aventuras que es hijo de "un científico de un planeta distante" -no de un hombre común- y que "ha jurado dedicar su existencia a ayudar a los necesitados": tiene un origen extraordinario, una identidad a ocultar y una tarea que, a diferencia de la de Hugo Danner, no se tiene que "robar" a ningún Dios -o eso se sobreentiende, hasta 1986. Bruce Wayne, "en realidad Batman", no ha nacido contando ya con esa (super)verdad que se sobrepone a la llamada "apariencia": pero la tríada se hace un lugar en su vida, se le ofrece como la clave que ha de conducirlo hacia su "forma moral adulta" a partir de la pérdida de sus padres durante un asalto callejero; "días más tarde [de esa pérdida], se produce una escena curiosa", cuando dirigiéndose en una "oración" al Dios (protestante), Bruce Wayne afirma que su propósito es el de "vengar sus muertes luchando el resto de su vida contra el crimen"; el niño acepta la tríada de (super)verdades y acaba siendo Batman, cuando un murciélago se cuela en su despacho años después y le ofrece, "como una premonición", la "identidad secreta" que le faltaba.

(3) A pesar de que, una vez se recupere del éxtasis causado por el hachís, Veidt ya no pueda compartir las "visiones sobre el futuro" que jalonan la tarea divina de William Gull y le sobrevienen durante sus sacrificios al Dios masón, la disciplina que más le interesa es una que él llama "futurología" [XI, 1 y 2], una disciplina de la que dice que tiene un antecedente "en la tradición chamanística de la adivinación a partir de los intestinos".

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